LAS FUNDADORAS DEL CONVENTO. ¿POBRES O RICAS?

El comentario que en estas páginas inicio responde sólo y exclusivamente a una finalidad muy concreta y precisa, la de explicar y dar a conocer algunas de las efemérides o hechos que pudieron acaecer en el Convento de Orellana al principio de su fundación.

Podré acertar o no al escribir este artículo, pero parto de la idea de que la historia debe ser contada o explicada sólo cuando haya sido debida y fielmente investigada. Es, por tanto, una responsabilidad que pesa sobre todo buen investigador o que se tenga por ello.

Un sentimiento de prudencia y culpabilidad se acrecienta en mí por el mero hecho de ser yo quien tenga que escribir en extracto una clasificación de estos documentos que tengo en mis manos. Pero gracias a que cuento con mi temeraria e insignificante modestia, la cual me impide el lanzarme a escribir sin ton ni son, parte de una historia que investigó reciente e inmejorablemente, por cierto, nuestro paisano Antonio Adámez.

Es posible que la verdad histórica (resbaladiza culebra) se nos deslice de entre los dedos de la mano, pero quizás me sea permitido trazar algunos rasgos de esta historia, aunque entre la Madre Teresa y nosotros exista en el tiempo un mar de nubes de densas confusiones, pero hay tendidos algunos puentes no muy firmes, por cierto, pero por alguno de ellos quisiera llegar hasta el hermético recinto donde se movió ese batallón de fuerza, tesón sentir y desear que fue la Madre Teresa de la pasión.

Por aquellos años la Excma. Sra. D» Teresa de Meneses sería una mujer de cincuenta a cincuenta y dos años aproximadamente. Su tez pálida contrastaría con el negro de sus ojos, de mirada insistente y escudriñadora, su nariz un poco encorvada por la edad guarecería a unos labios finos y sagaces. A simple vista podía ser entrever algo de repulsivo en aquellas fisonomía dura y severa. Sería de moderada estatura, tirando más bien a alta. Su cuerpo, a pesar de los años, se conservaría erguido. Vestiría ya el hábito de la Orden de Predicadores, túnica y manto blanco, escapulario del mismo color y toca negra.

Quizás pudo, muy bien, tener una gran ansiedad económica (que no necesidad) por lo que se vio envuelta en varios y largos procesos judiciales, procesos por lo demás éstos tan intrigantes como su propia persona, pero no sería Sor Teresa mujer que se asustase por semejantes cosas pues la Madre Teresa alias de la Pasión tendría un alma tan fría como el granito de las columnas del Convento cuya edificación se pierde ahora en la noche de los siglos.

Dotada de un fuerte y tozudo temperamento sabría dominar sus emociones hasta el punto en que en todos sus ademanes se advertiría la distinción más exquisita y en el hablar la educación mas esmerada.

Partícipe y conocedora de la cuantiosa dote que su hija Ana aportó al Convento de Santo Domingo del Real de Toledo, y ambicionando los sobre abundantes beneficios que éstos aportarían al nuevo convento de Orellana, no dudaría el ofrecer a ésta el nada despreciable título de priora del nuevo monasterio.

Por documentos sabemos que Ana de Sotomayor fue muy reacia a salir del Real de Toledo, pero al final claudicó y por un breve solicitó al Obispo de Plasencia sacar su dote y trasladarla al Convento de San Benito de Orellana (año de 1537).

Transcripción de algunos documentos:

Entre otros documentos la siguiente bula del Papa Clemente VII. Se data en Roma, en San Pedro, a 9 de diciembre de 1530 en virtud de la cual, entre otras cosas, se da licencia a IY Teresa de Meneses y a María Bautista, monjas en el convento de San Pablo, Orden de San Jerónimo, para que estás dos salgan de dicho convento a fundar el de San Benito en la Villa de Orellana, dando licencia para que lleven para dicho Convento de San Benito la Dehesa de Trashijada, jurisdicción de Cáceres.

Despacho:

Despacho del Prior de Magacela, D. Juan de Grijalbas, conservador y a pedimento de Pedro Suárez de Toledo, procurador de este convento, para que notifique a los arrendadores de los diezmos del Obispado de Plasencia del partido de Medellín para que se volviese a este convento los diezmos de la octava parte de la Dehesa de los Cuadrados, que por sus criados y peones habían labrado en este convento en virtud de los privilegios de la orden de no pagar diezmo. Sepan cómo antes nos pareció el muy noble caballero Pedro Suárez de Toledo en nombre de dicho convento de Orellana la Vieja y de la priora Da Ana de Sotomayor y las monjas manifestando que estando la comunidad tan pobre, y para atender a sus urgentes necesidades necesitan los diezmos y primicias de sus heredades, que les pertenece por derecho y costumbres en general, y por el privilegio que tiene la orden de predicadores y tiene como suya la octava parte de la Dehesa del Cuadrado término de Medellín.

Arrendamiento:

Arrendamiento que hace la propia Da Ana de Sotomayor y todas las monjas de la Dehesa del Cuadrado desde el año 1541 al año 1547, o sea, por seis años, a Lázaro Martín por sesenta y cinco mil maravedises, cada año.

Compra:

Compra de un mesón en Miajadas por dos mil seiscientos noventa y cinco reales de vellón, posiblemente en el año 1677. Se anunció la venta del mesón por el pregonero Domingo Barroso los días del uno al veintisiete inclusive de Julio de 1677 en la plaza pública y remato el veintiocho del mismo mes por el Dr. Pedro Dávila pero en nombre de las monjas. Después se sigue un arrendamiento de dicho mesón por el cual se obligan Francisco Pérez y María Blazquez su mujer a pagar cada año de renta cuarenta reales de vellón.

Compra de doscientos treinta y cinco olivos en el local de Orellanita, por dieciocho mil quinientos sesenta y cinco reales de vellón.

Curiosa dote:

Sor María Teresa Toribio de San Benito así se llamaba desde su entrada en dicho convento de novicias, el otorgante pagó seis mil seiscientos reales de vellón que es la dote, tres mil trescientos en cuatro de Julio de 1786, e igual cantidad en veintiuno de Junio del presente año, por cuya escritura de renuncia, el total de los bienes ascienden a setenta y seis mil trescientos seis reales y veinte maravedises. Durante la vida de su hermana a de pagar Manuel Calzado para sus gastos actualmente quinientos cincuenta reales en dos plazos, el primero de cuatrocientos reales el veinticuatro de Junio y el segundo de ciento cincuenta reales por Navidad y así mismo un carnero cebado y un cerdo de ocho arrobas a principios de Diciembre, empezando a satisfacer la mencionada carga desde el día de la profesión de su hermana.

Una buena pista:

Testimonio: Francisco Rodríguez Arenas, notario, doy fe que por el Padre Fray Francisco Escobedo predicador general y vicario del convento, se me escribió un libro en pergamino y foliado de ciento cincuenta y dos hojas cuyo rótulo dice así: «Libro de recursos de toda la hacienda y rentas que tiene este Convento de San Benito de Orellana la Vieja y sus inquilinos», escribióle el P. Presentado Fray José de Goristiza siendo vicario y priora la Madre María de Santa Rosa, hízose según el estado que tenían las cosas hasta el año 1730.

Resumir la información de todos los trapicheos de esta comunidad (perdón, negocios de hacienda) es casi imposible sin antes llevar a cabo un estudio concienzudo, pues las fechas saltan con mucha facilidad en estos documentos.

Dado a conocer parte de los interesantes documentos que se refieren a algunos asuntos relacionados con el convento, sería necesario hacer una reflexión sin propósito de malas intenciones sobre la problemática pobreza o riqueza de las monjas.

Particularmente creo que la pobreza propiamente dicha se caracteriza por la falta de bienes, pero no por la carencia de los necesarios para la vida, siendo, por consiguiente, una idea relativa, que está en relación a la inversa de riqueza en el sentido de abundancia de bienes que excede de los necesarios para vivir.

Con estas (siempre discutibles) conjeturas invito a que cada cual saque de este enigma sus más adecuadas y, por qué no, acertadas conclusiones; sea como fuere, indiscutiblemente ellas hicieron una ardua labor, trabajosa y costosa pero magnífica al mismo tiempo, y que su pueblo hoy ha recuperado para el patrimonio la historia y la cultura.

Es probable y evidente que la Madre Teresa fue en la historia del siglo XVI una entrañable y carismática figura. Desde el trascoro dirijo hacia la capilla mi mirada justo al lado de la epístola e imagino un sarcófago de piedra berroqueña donde reposarían los restos de la Madre DO Teresa de Meneses alias de la Pasión filndadora de uno de los monumentos más preciados y valiosos que tiene Orellana. Una inscripción en latín en la parte izquierda del féretro podía decir así:

«LUX PERPETUA LUCEAT, El»

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Víctor Sanz

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