Ubicación
Historia
El Convento lo fundó doña Teresa de Meneses, monja que era viuda del sexto señor don Rodrigo de Orellana, pidió autorización a Roma en 1528 para crear un convento en Orellana junto a sus hijas: una separada, sin integración en orden religiosa y la otra, que llegó a ser priora del convento.
El Obispo de Plasencia expide las licencias y las obras tardarán algunos años en empezar.
Los problemas económicos llevaron a sus benefactoras a vivir en casas del pueblo, en estado de casi precariedad. Por ello pleitearon con los conventos donde había estado y dejado las grandes dotes con las que entraron.
La justicia les dio la razón y consiguieron el dinero para llevar a cabo la edificación.
No sabemos si había construcción previa, lo cierto es que el lugar elegido es la salida de la población por el camino de Orellana la Sierra, conocido como la Colada de los Cogolludos.
El diseño es el típico de los Conventos y Monasterios… esta vez, tendría iglesia, que sería de grandes dimensiones, incluso mayor que muchas de las principales de muchos pueblos cercanos. El templo sirve de lado de un gran cuadrado que se cierra a modo de castillete por otras edificaciones, en medio queda un gran patio.
La iglesia es de una sola nave, con ábside poligonal, sin grandes alardes decorativos. Las puertas, ventanas y la parte superior de la cabecera son de ladrillo, el resto de paredes se realizan con mampostería de pizarra. Por las técnicas constructiva, se aprecian dos etapas.
A los pies de la iglesia se encuentra el Trascoro, lugar destinado a las monjas, para que siguieran los oficios religiosos apartadas del resto del pueblo. Es una estancia muy grande, casi una prolongación de la iglesia. Esta profusamente decorado con pinturas y esgrafiados que representan zoomorfismos y animales mitológicos. Se conserva el suelo original.
Al fondo de este trascoro hay un pozo-aljibe lleno de misterios, parece excavado en la roca, tiene poca profundidad, el fondo se ve enlosado y hay una galería que nadie sabe donde va, que trae el agua.
El patio, con su artístico soportal, parece ser el lugar mas sugerente del conjunto. A los esbeltos arcos se une el colorido del verde jardín y el cielo azul, formando un conjunto que invita a la mística de los Conventos.
La Orden de monjas seguiría la Orden de Santo Domingo y tuvo un importante papel en la vida local.
Solo la desamortización de los bienes de la iglesia por el Estado, en 1836, acabó con la presencia de las monjas en Orellana.
El paso por manos privadas acabó con el esplendor que alcanzó el conjunto, el deterioro del conjunto llegó a ser extremo en los aspectos más palaciegos que tenía.
El Ayuntamiento de Orellana la Vieja decidió su recuperación.
Desde entonces ha tenido varias intervenciones tendentes a la conservación de los restos que quedaban y la rehabilitación integral del edificio para uso y disfrute de la población.
Actualmente es un Centro Cultural que permite la realización de eventos; con un auditorio con capacidad para 120 personas, alberga también la Biblioteca Municipal, una Sala de Exposiciones y otra de Servicios Múltiples.
Se llevan a cabo importantes actos como conferencias y congresos, y todos los días está a disposición de los ciudadanos.
ORELLANA LA VIEJA 